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Guía BRC-20 de Bitcoin: Predicciones y futuro EVM explicado

Autor: Jessica Fecha: 2025-09-05 06:53:11

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En un día que será recordado, ya sea como un renacimiento o como una profunda ruptura ideológica, la red de Bitcoin alcanzó el bloque 912,690. Para la gran mayoría de usuarios, mineros y operadores de nodos, fue un acontecimiento irrelevante: otro bloque inmutable añadido al libro mayor más seguro del mundo. Sin embargo, dentro de las complejidades de los meta-protocolos emergentes en Bitcoin, ocurrió un cambio sísmico. El estándar BRC-20, un experimento tan controversial como popular, completó su actualización “BRC 2.0”. Con este upgrade, orquestado por la firma de infraestructura Ordinals Best in Slot y con el aval de Domo, creador del BRC-20, el corazón intelectual de su mayor rival, la Ethereum Virtual Machine (EVM), comenzó a latir en los datos de las transacciones de Bitcoin.

El anuncio fue denso en lo técnico y explosivo en lo filosófico. BRC-20, un protocolo inexistente hace apenas dos años, ahora presume ser Turing-completo, habilitando contratos inteligentes al estilo Ethereum en una red cuyos creadores limitaron deliberadamente tales capacidades. Según datos de UniScan, a pocas horas del upgrade, ya se habían desplegado 42 tokens BRC-20 de seis caracteres, dato anecdótico comparado con la monumental pregunta: ¿Qué significa que Bitcoin, el estoico y austero originador, adopte características complejas, dinámicas y a menudo caóticas de sus sucesores?

UniScan data

Esto no es solo una actualización técnica; es un referéndum sobre el alma misma de Bitcoin. ¿Se trata del amanecer de una nueva era, una explosión cambriana de innovación que finalmente desbloqueará los billones de dólares de “capital dormido” en la red de Bitcoin? ¿O es una crisis de identidad, un acto herético que diluye el valor fundamental de Bitcoin como el dinero digital más confiable, simple y seguro, transformando su libro mayor prístino en un anfitrión para la complejidad que buscaba trascender? Para comprender la profundidad de este momento, hay que regresar al origen, revisando la historia de la evolución técnica y las batallas ideológicas de Bitcoin.

El Génesis - Del Dinero Digital a los Datos Inscritos

El whitepaper de Satoshi Nakamoto de 2008, “Bitcoin: Un Sistema de Dinero Electrónico Peer-to-Peer”, es una obra maestra de diseño enfocado y elegante. Su propósito era claro: crear un sistema resistente a la censura y sin necesidad de confianza para transferir valor. La herramienta: un lenguaje de script limitado y no Turing-completo, conocido simplemente como Bitcoin Script. Esta limitación era una virtud, no un error. Al evitar bucles complejos y cómputo ilimitado, Satoshi redujo drásticamente la superficie de ataque, garantizando predictibilidad y robustez. Bitcoin nació como una fortaleza, no un parque de diversiones. Su código era ley, y la ley era simple.

Durante años, esta filosofía reinó. Bitcoin era oro digital, reserva de valor. Ethereum, lanzada en 2015, era el laboratorio experimental: una “computadora mundial” donde la EVM permitía construir aplicaciones descentralizadas (dApps), desde protocolos de préstamos DeFi hasta DAOs. Ambas cadenas tenían papeles definidos: Bitcoin era cimiento y liquidador final; Ethereum era la capa expresiva de aplicaciones.

Sin embargo, el deseo de más funcionalidad en Bitcoin nunca desapareció. En 2012, experimentos como Colored Coins intentaron “colorear” bitcoins para representar otros activos, pero fueron demasiado toscos y no prosperaron. Parecía que Bitcoin quedaría como bastión de pureza monetaria, relegando funciones complejas a sidechains o “capa 2”.

Este paradigma se quebró a finales de 2022 con la Teoría Ordinals de Casey Rodarmor. Rodarmor propuso una idea novedosa: ¿y si cada satoshi (la unidad mínima de bitcoin) pudiera identificarse y rastrearse de forma única? Este sistema, los “Ordinals”, permitió inscribir datos—imágenes, texto, audio—directamente sobre satoshis. Crucialmente, esto no requería modificar el protocolo base de Bitcoin: era un meta-protocolo, una nueva manera de interpretar datos existentes, completamente retrocompatible. Si no usabas un cliente con soporte Ordinals, ni siquiera lo notarías.

La narrativa de "NFTs en Bitcoin" explotó en popularidad, disparando las comisiones y avivando debates. Pero la verdadera Caja de Pandora se abrió en marzo de 2023 cuando un desarrollador anónimo llamado Domo utilizó la función de inscripción de textos en Ordinals para crear BRC-20, un estándar experimental y sencillo para tokens fungibles en Bitcoin. Inscribiendo datos en JSON para las funciones deploymint, y transfer, se podía generar un consenso social sobre los saldos de estos nuevos tokens. Era tosco, ineficiente, y dependía completamente de indexadores off-chain para rastrear el estado. Pero funcionó. El mercado lo abrazó con fervor especulativo, generando miles de millones de dólares de valor y demostrando una demanda real de emisión nativa de activos en Bitcoin.

La Actualización – Inyectando la EVM en el Torrente de Bitcoin

El BRC-20 original era una imitación pálida del ERC-20 de Ethereum. Carecía de lógica on-chain. No era posible construir un exchange descentralizado, protocolos de préstamos ni una stablecoin. El estado no era validado por los mineros de Bitcoin, sino calculado por indexadores externos como UniSat o UniScan de Best in Slot, su mayor debilidad por esa centralización.

El upgrade BRC 2.0 es un intento tan directo como audaz de resolver esto, embebiendo la lógica de la Ethereum Virtual Machine directamente en el meta-protocolo BRC-20.

Para ser claros en lo técnico: la EVM no corre en la capa base de Bitcoin. Los mineros de Bitcoin no ejecutan código Solidity. En cambio, la blockchain de Bitcoin se usa como una capa de datos perfectamente ordenada, inmutable y ultra segura. Los desarrolladores pueden ahora inscribir bytecode EVM—el código máquina de los contratos inteligentes—sobre satoshis.

La “magia” ocurre en el nivel de indexador. Los indexadores compatibles con BRC 2.0, esenciales para el funcionamiento del protocolo, ejecutan un entorno EVM. Leen el bytecode inscrito en la blockchain de Bitcoin, lo ejecutan localmente y actualizan el estado del ecosistema BRC-20 en consecuencia. Es decir, la red de Bitcoin funciona como secuenciador de datos descentralizado, proveyendo información inmutable; los indexadores son la capa de cómputo distribuido.

Como explicó Eril Binari Ezerel, CEO de Best in Slot, esto otorga Turing-completitud a BRC-20. Las simples funciones mint y transfer ahora pueden ser acompañadas por cualquier lógica arbitraria, permitiendo el desarrollo de todo el abanico de aplicaciones DeFi que hicieron famoso a Ethereum: AMMs, pools de préstamos, derivados de staking líquido, DAOs y más.

El objetivo declarado de Domo es “combinar la descentralización y seguridad de Bitcoin con la composabilidad y programabilidad de la EVM”. Esa es la visión: construir tus dApps con las herramientas familiares de la EVM (Solidity, Foundry, Hardhat), pero anclar su estado final a la red más segura y descentralizada de la historia humana. La funcionalidad secundaria, incluir identificadores de seis caracteres, es práctica pero menor: amplía el espacio de nombres para nuevos despliegues de tokens.

La Guerra Filosófica – Evolución Pragmática vs Pureza Principista

Esta actualización ha partido a la comunidad de Bitcoin en dos bandos principales, a menudo hostiles. El debate no es solo técnico; es una batalla por el alma de Bitcoin.

Bando 1: Los Evolucionistas Pragmáticos

Este grupo ve BRC 2.0 como un paso necesario y brillante hacia adelante. Su argumento se basa en la pragmática y en incentivos económicos.

Primero, el presupuesto de seguridad a largo plazo de Bitcoin. La red se sostiene con remuneraciones a los mineros: subsidio por bloque y comisiones. El subsidio se reduce a la mitad cada cuatro años y el último bitcoin se minará cerca del año 2140. Para que siga siendo segura, las comisiones deberían sustituir al subsidio. Las transacciones simples, de bajo coste, podrían no ser suficiente. Protocolos como Ordinals y BRC-20 crean un mercado de fees vibrante, asegurando que el espacio en bloque sea valioso y la red permanezca segura en el largo plazo. El upgrade amplifica esa dinámica.

Segundo, el problema del "capital ocioso". Hay más de un billón de dólares almacenados en Bitcoin, la mayoría inactivos en wallets. Los pragmáticos ven esto como un desperdicio de eficiencia de capital. Al construir un DeFi nativo en Bitcoin, este capital podría “desbloquearse”, usando BTC como colateral para préstamos, generando intereses, o en pools de liquidez, sin salir de la cadena nativa. Esto crearía un ciclo económico robusto, capturando valor que hoy se fuga a versiones envueltas de BTC en otras cadenas (como WBTC en Ethereum).

Tercero, el principio de la asociación voluntaria. Enfatizan que BRC 2.0, al igual que Ordinals, es un meta-protocolo. No altera ni una sola regla del consenso de Bitcoin. Quien vea a Bitcoin solo como oro digital puede seguir usándolo así. Esta innovación es una capa voluntaria y optativa que coexiste en la cadena base. Oponerse sería rechazar la innovación permissionless, uno de los pilares de Bitcoin.

Bando 2: Los Puristas Principistas

Este grupo, asociado al maximalismo Bitcoin, observa el upgrade con horror. Lo perciben como una desviación peligrosa del propósito original, una traición a la visión de Satoshi.

Su principal argumento es enfoque y simplicidad. El valor de Bitcoin reside en ser el mejor dinero del mundo. Llenar la blockchain de “spam de contratos” y “casinos descentralizados” la desvía de ese propósito, introduce complejidad y “deuda técnica”, incrementa el tamaño de la blockchain y encarece operar nodos completos, lo que puede conducir a la centralización. Para ellos, Bitcoin es una obra maestra acabada, no un lienzo para experimentos sin fin.

Su segunda crítica, de tinte técnico, es la centralización de los indexadores. El estado de BRC 2.0 no es validado por los más de 100,000 nodos Bitcoin, sino por contados operadores de indexadores centralizados. La “verdad” de tu transacción DeFi BRC-20 depende de firmas como Best in Slot, no del consenso descentralizado de los mineros. Esto reintroduce a terceros confiables, lo que Bitcoin buscaba eliminar. ¿Qué sucede si los indexadores discrepan? ¿O si sufren presión de gobiernos o tienen un fallo crítico?

Esto los lleva a una tercera objeción: la ilusión de seguridad prestada. Los defensores alegan que BRC 2.0 aprovecha la seguridad de Bitcoin. Los puristas dicen que eso es verdad a medias y peligroso. Los datos (el bytecode inscrito) sí están asegurados por el Proof-of-Work de Bitcoin, pero la ejecución y la interpretación de estado no. Un error en la EVM del indexador puede provocar dobles gastos o ejecuciones incorrectas de contratos que Bitcoin no podrá revertir ni prevenir. Es como resguardar un contrato defectuoso en la bóveda más segura del mundo: la bóveda protege el papel, pero no corrige el error legal en él.

El Escenario Competitivo – Nuevo Aspirante o Esfuerzo Redundante?

Con la EVM activa, surge la pregunta: ¿Busca BRC-20 en Bitcoin ser “el próximo Ethereum”? Y en un mundo con Ethereum maduro, cadenas de alto rendimiento como Solana y un ecosistema robusto de L2s, ¿hace falta?

La tesis alcista de un EVM anclado a Bitcoin:

Su éxito descansa en tres pilares. Primero y principal, la seguridad y marca inigualables de Bitcoin. Ninguna blockchain se acerca al hash rate, descentralización o efecto Lindy de Bitcoin (cuanto más viejo, más probable que sobreviva). Para DeFi de alto valor, donde la seguridad es crítica, anclarse a Bitcoin resulta muy atractivo.

Segundo, la gravedad de capital. El mayor colateral de la industria cripto es BTC. Un DeFi nativo elimina el riesgo de custodia y bridges involucrados en wrappear BTC para otras cadenas. El capital ya está allí; BRC 2.0 simplemente habilita una forma nativa de usarlo.

Tercero, la cultura de “fair launch”. El estándar BRC-20 surgió como experimento comunitario, siempre sin VC, sin pre-minado. Esta ética grassroots resuena con una parte de la comunidad harta de proyectos dominados por venture capital y podría impulsar su adopción.

La tesis bajista:

Pero los desafíos son enormes. El principal es la ineficiencia y torpeza técnica. Construir una capa de smart contracts sobre una blockchain no diseñada para ello es subóptimo: las transacciones serán más lentas, costosas y menos eficientes comparadas con plataformas inteligentes nativas. La dependencia sobre indexadores centralizados es un cuello de botella técnico y filosófico que muchos usuarios DeFi sofisticados no aceptarán.

Sigue la enorme ventaja de Ethereum. Su ecosistema lleva una década formándose, con redes de desarrolladores, infraestructura probada, mercados líquidos y librerías auditadas. Replicar ese efecto de red es tarea titánica. El hábito, liquidez y herramientas en Ethereum tienen un peso gravitacional muy fuerte.

Finalmente, existe competencia interna. Bitcoin no es monolítico. Existen soluciones más elegantes para llevar smart contracts a Bitcoin: redes de capa 2 como Stacks (con su propio lenguaje Clarity) y Lightning Network para pagos, diseñadas específicamente para escalar sin inchar la capa base. BRC 2.0 compite no solo con Ethereum sino con otras visiones sobre el futuro de Bitcoin.

Conclusión: El Experimento Comienza

La activación de capacidades EVM en BRC-20 en el bloque 912,690 no es un punto final, sino el comienzo explosivo de un capítulo incierto para Bitcoin. Representa el triunfo de una ética sin permisos, donde toda idea puede construirse y probarse en el mercado abierto del meta-protocolo.

La capa base de Bitcoin permanece intacta, muestra de su enorme resiliencia; continúa su misión de procesar transacciones de dinero electrónico peer-to-peer con seguridad inigualable. Pero por encima flota una nueva capa de aplicaciones vibrante, caótica y ahora mucho más capaz.

¿Será esta la explosión cambriana de DeFi que despierte el gigante dormido del capital bloqueado en Bitcoin y supere a Ethereum? ¿O resultará una crisis de identidad, un desvío torpe e ineficiente que introduce puntos centrales de fallo y resta valor a la esencia de Bitcoin?

El código ya está inscrito. El experimento está en marcha. Puristas y pragmáticos seguirán debatiendo, pero el veredicto final no lo dictarán tratados filosóficos ni tuits airados. Lo escribirán los bloques inmutables tras el 912,690, forjados por los desarrolladores que decidan construir, los usuarios que decidan transaccionar, y el mercado que elegirá si esta fusión audaz entre la seguridad de Bitcoin y la lógica de Ethereum es genialidad o herejía trágica y bella.

Aviso legal:
Este artículo es solo para fines informativos y no constituye asesoramiento financiero. Las opiniones expresadas son únicamente del autor(es) y no reflejan necesariamente la política oficial de Phemex. El trading con criptomonedas implica riesgos significativos y no es adecuado para todos los inversores. Los inversores deben considerar su situación financiera y consultar con un asesor antes de realizar cualquier inversión. Phemex no es responsable por pérdidas directas o indirectas derivadas del uso de esta información.

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