La inflación en Estados Unidos ha disminuido al 2,7%, situándose por debajo de las expectativas del mercado e indicando una tendencia a la baja en los precios al consumidor. Este desarrollo sugiere que las presiones inflacionarias están disminuyendo, lo que podría influir en las futuras decisiones de política monetaria. Las cifras más recientes reflejan una caída continua respecto a los meses anteriores, en línea con los esfuerzos para estabilizar la economía.