El mercado de stablecoins se ha expandido a 2,7 billones de dólares en 2025, superando los volúmenes de transacciones de Visa y Mastercard. A pesar de este crecimiento, las stablecoins enfrentan riesgos significativos, incluyendo la pérdida de su paridad, desafíos regulatorios y amenazas a la soberanía monetaria. Incidentes notables como la pérdida de paridad del USDC en 2023 y el colapso del USDe en 2024 destacan estas vulnerabilidades. Los reguladores globales, incluido el Banco de Pagos Internacionales (BIS), han expresado preocupaciones sobre el impacto de las stablecoins en la estabilidad financiera y la política monetaria. Riesgos adicionales incluyen la posible fuga de capitales en mercados emergentes, fraudes con stablecoins falsas y el debilitamiento de las monedas digitales de bancos centrales (CBDCs). Los riesgos sistémicos que plantean las stablecoins algorítmicas, ejemplificados por el colapso de TerraUSD en 2022, y su uso en lavado de dinero y fraudes transfronterizos, complican aún más el panorama regulatorio.