Los gestores de reservas están diversificando cada vez más sus reservas de divisas extranjeras al reasignar desde el dólar estadounidense hacia una mezcla de monedas más pequeñas del G10 y algunas monedas seleccionadas de mercados emergentes. Este cambio estratégico tiene como objetivo mejorar la diversificación, el rendimiento, la estabilidad y la neutralidad geopolítica. Cabe destacar que hay un interés creciente en los dólares canadiense y australiano, el franco suizo y las monedas líquidas de mercados emergentes. Aunque el dólar estadounidense sigue siendo la moneda de reserva dominante, la falta de una alternativa clara está llevando a un panorama de reservas más fragmentado. Esta tendencia podría tener implicaciones a largo plazo para la demanda de activos estadounidenses y fortalecer el apoyo a otras monedas principales.