Las actas del Banco de la Reserva de Australia (RBA) de su reunión de noviembre revelan un cambio hacia una política monetaria más equilibrada, con el banco central probablemente manteniendo la tasa de efectivo del 3,6 % durante un período prolongado. Esta decisión está influenciada por datos económicos más fuertes de lo esperado, incluyendo una demanda del consumidor robusta y una recuperación en el crédito hipotecario, lo que sugiere que la política monetaria actual puede no ser tan restrictiva como se pensaba anteriormente. El RBA sigue abierto a un posible alivio, pero enfatiza un enfoque basado en datos, con la inflación proyectada para mantenerse por encima del objetivo del 2–3 % hasta mediados de 2026. Las recientes cifras sólidas de empleo, incluyendo una tasa de desempleo del 4,3 %, han disminuido las expectativas del mercado sobre recortes inminentes de las tasas.