Tres años después del colapso del intercambio de criptomonedas FTX en noviembre de 2022, miles de acreedores siguen sin recibir pagos. A pesar de los esfuerzos por mejorar la transparencia en la industria, como la prueba de reservas y las auditorías de terceros, persisten desafíos significativos. Los procedimientos legales, la recuperación de activos y las complejidades de la bancarrota han retrasado los pagos a los acreedores, con problemas legales y de valoración en curso que complican aún más el proceso. Los críticos argumentan que las iniciativas de transparencia a menudo han priorizado la apariencia sobre la verdadera responsabilidad, ya que algunas plataformas han reducido sus compromisos de auditoría. El caso FTX sigue siendo un ejemplo aleccionador, que subraya las persistentes deficiencias en la gobernanza, la gestión de riesgos y la regulación dentro del sector cripto.