Bitcoin está en camino de su cuarto descenso anual consecutivo, con una caída acumulada en el año de aproximadamente un 7%. Esta caída persiste a pesar de un panorama regulatorio más maduro y el interés institucional, incluyendo el apoyo de Trump y las entradas de capital en los ETFs de Bitcoin. El impulso del mercado sigue siendo débil, caracterizado por bajos volúmenes de negociación y un apetito limitado de los inversores por una recuperación. El índice de miedo y codicia continúa señalando miedo, y las adquisiciones significativas por parte de la empresa de Michael Saylor no han logrado revertir la tendencia.