Las tensiones comerciales entre Estados Unidos y China se han intensificado, ya que Pekín ha dejado de comprar soja estadounidense desde mayo de 2024, eliminando la demanda de aproximadamente 27 millones de toneladas métricas valoradas en 12.800 millones de dólares. En respuesta, Estados Unidos ha amenazado con aranceles e impuesto tarifas portuarias, lo que ha provocado volatilidad en el mercado y ha impulsado nuevas contramedidas marítimas. Estos cargos portuarios recíprocos podrían aumentar los costos para los principales operadores navieros en casi 3.200 millones de dólares para 2026. Además, Estados Unidos ha expresado su preocupación por las exportaciones récord de China de aceite de cocina usado, siendo Estados Unidos el destino del 43 % de estas exportaciones. Este desarrollo añade otra capa de complejidad a las disputas comerciales en curso entre ambas naciones.