El gobierno de los Estados Unidos se ha cerrado oficialmente tras la incapacidad del Congreso para aprobar un proyecto de ley de financiamiento provisional. Esto marca una interrupción significativa en las operaciones federales, afectando a varios servicios gubernamentales y empleados. El cierre se produce después de que prolongadas negociaciones no lograran alcanzar un consenso sobre las asignaciones presupuestarias, dejando a muchas agencias federales sin financiamiento.