Estados Unidos continúa enfrentando grandes déficits presupuestarios, un problema bipartidista que persiste incluso durante períodos de bajo desempleo. Los desafíos fiscales actuales se agravan debido a que los ingresos del gobierno solo son suficientes para cubrir el gasto obligatorio y los pagos de intereses. Abordar estos déficits puede requerir decisiones políticamente difíciles, incluyendo posibles recortes en el gasto o aumentos de impuestos, para lograr un presupuesto equilibrado.