La economía de Estados Unidos está experimentando un cambio estructural significativo al transitar hacia una era de "capitalismo gestionado", caracterizada por una disminución en la inversión en acciones y un aumento en el crédito privado. La emisión de acciones públicas ha alcanzado niveles históricamente bajos, mientras que los activos bajo gestión de crédito privado han superado los 1.7 billones de dólares. Esta tendencia está impulsada por empresas que optan cada vez más por la deuda en lugar de las acciones debido a los desafíos en las estructuras del mercado público, como la baja liquidez y las valoraciones punitivas para modelos con activos pesados. Este cambio destaca una tendencia más amplia de financiarización, donde el crecimiento económico es impulsado por políticas e inflación de activos en lugar de la productividad. El auge de la inversión pasiva y la liquidez algorítmica está distorsionando aún más el descubrimiento de precios, afectando la innovación y las ganancias de productividad a largo plazo.