La economía de Estados Unidos ha experimentado su crecimiento más robusto en casi dos años, impulsado principalmente por un aumento en el gasto de los consumidores. Este desarrollo destaca la resiliencia de la demanda del consumidor, que ha sido un factor clave en la recuperación económica. Las últimas cifras indican un aumento significativo en la actividad económica, subrayando la fortaleza del mercado estadounidense en medio de las incertidumbres globales.