Estados Unidos ha experimentado desequilibrios significativos en su deuda desde la crisis financiera de 2008. En 2007, el déficit del país era solo del 1% del PIB, con un stock de deuda del 35% del PIB. Sin embargo, desde la crisis, el gobierno federal ha tenido un déficit anual promedio de aproximadamente el 6% del PIB, lo que resalta los desafíos fiscales continuos.