Una encuesta global reciente indica que el 73% de los inversores de entre 24 y 45 años prefieren Bitcoin sobre el oro para inversiones a largo plazo. Esta tendencia está impulsada por una mentalidad nativa digital y una creciente desconfianza en los sistemas financieros tradicionales. En algunos grupos demográficos, la preferencia por Bitcoin alcanza hasta el 90%, lo que destaca un cambio cultural hacia la descentralización y una rebelión contra las instituciones centralizadas. El oro, en contraste, se percibe como anticuado y menos relevante para los estilos de vida digitales de las generaciones más jóvenes.