Sam Bankman-Fried, enfrentando una presión creciente, buscó asesoramiento experto a medida que su situación se deterioraba. Sin embargo, según se informa, los expertos que consultó estaban más enfocados en sus propios intereses, particularmente en presentar la bancarrota y gestionar el patrimonio, en lugar de priorizar la protección de los clientes. Esto ha generado preguntas sobre quién fue responsable de contratar a estos abogados de bancarrota y su alineación con la misión original de Bankman-Fried.