Los fondos de pensiones están evaluando cada vez más a Bitcoin como una posible reserva de valor en respuesta al aumento de la inflación y las tensiones geopolíticas. Este cambio refleja un interés creciente entre los inversores institucionales en el potencial de Bitcoin para preservar el valor a largo plazo. El proceso de evaluación se centra en si Bitcoin puede cumplir con los rigurosos estándares requeridos para la inversión institucional, particularmente en términos de seguridad, liquidez y cumplimiento normativo.