Un grupo de 31 operativos norcoreanos logró infiltrarse con éxito en varias empresas líderes de criptomonedas haciéndose pasar por desarrolladores legítimos, lo que resultó en el robo de 680,000 dólares. Estas personas consiguieron obtener puestos dentro de las compañías, aprovechando su acceso para llevar a cabo el robo. El incidente pone de manifiesto los desafíos de seguridad continuos en la industria de las criptomonedas, ya que las empresas siguen siendo objetivo de ciberdelincuentes sofisticados.