Ethereum ha desafiado periódicamente el dominio de Bitcoin, comenzando con su lanzamiento en 2015, que introdujo contratos inteligentes y una blockchain programable, lo que generó especulaciones sobre su utilidad más amplia. Para 2017, el auge de las ICO destacó el potencial de Ethereum para la creación de tokens y la recaudación de fondos, con ETH alcanzando los 757 dólares frente a los 13,880 dólares de Bitcoin. El auge de DeFi en 2020 posicionó aún más a Ethereum como una plataforma generadora de ingresos, en contraste con las tenencias estáticas de Bitcoin. En 2021, la fiebre de los NFT mostró el papel de Ethereum en la propiedad digital, con los precios de ETH disparándose hasta los 3,682 dólares. El cambio a Proof-of-Stake en 2022, conocido como "The Merge", hizo que Ethereum fuera deflacionario y generador de rendimiento, aumentando su atractivo frente a Bitcoin. En 2024, la introducción de ETFs de ETH y asignaciones en tesorería enfatizó la naturaleza programable de Ethereum, mientras que en 2025 se observaron políticas favorables de la administración Trump, alimentando narrativas sobre el potencial de Ethereum para superar a Bitcoin, con ETH alcanzando los 4,200 dólares en comparación con los 116,700 dólares de Bitcoin.