Los inversores se están alejando cada vez más de los bonos corporativos de menor calificación a medida que los diferenciales de crédito en EE. UU. se estrechan a niveles que recuerdan a crisis financieras pasadas. Este cambio está impulsando la demanda de deuda de mayor calificación y menor duración, así como de bonos garantizados. Grandes gestores de activos como BlackRock y Fidelity International están ajustando sus carteras para reducir el riesgo, respondiendo a los diferenciales comprimidos y a la posible volatilidad del mercado.