Los precios del oro han aumentado hasta $4,378 por onza en 2025, logrando un incremento acumulado en el año de más del 66%, el mejor desempeño anual desde 1979. Este repunte está impulsado por un dólar estadounidense debilitado, agravado por el aumento de la deuda de EE.UU., cierres gubernamentales y crisis bancarias regionales. Los recortes de tasas de la Reserva Federal y la disminución de las tasas de interés reales han incrementado aún más el atractivo del oro como un activo sin rendimiento. Las tensiones geopolíticas y las expectativas de inflación también han impulsado la demanda de oro, con bancos centrales, especialmente en mercados emergentes, aumentando sus reservas. Tanto los inversores institucionales como los minoristas han contribuido al aumento, con entradas significativas en ETFs de oro y ventas de oro físico.