El oro alcanzó un máximo histórico por encima de los 4.000 dólares por onza, mientras que Bitcoin experimentó una caída significativa, lo que plantea dudas sobre la viabilidad de la estrategia de "comercio de degradación". El 10 de octubre, el mercado de criptomonedas sufrió un colapso conocido como "Viernes Negro", que resultó en la liquidación de más de 19.000 millones de dólares en posiciones apalancadas, contribuyendo a la fuerte caída de Bitcoin. Las actuaciones contrastantes del oro y Bitcoin han llevado a los analistas a reevaluar el papel de estos activos como cobertura contra la depreciación de las monedas fiduciarias. Mientras algunos sugieren que el oro se ha reafirmado como el principal refugio seguro, el CEO de Tether, Paolo Ardoino, y otros mantienen que tanto el oro como Bitcoin pueden complementarse eficazmente para proteger contra el riesgo fiduciario.