El oro ha logrado nueve ganancias semanales consecutivas, una racha no vista desde la década de 1970, debido a las tensiones comerciales en curso y las señales dovish de la Reserva Federal que impulsan la demanda. A pesar de una fuerte caída durante la semana, el oro cerró cerca de los 4,200 dólares por onza. La plata también alcanzó un máximo histórico antes de retroceder más del 6%. Los participantes del mercado ahora están enfocados en los próximos datos del IPC de septiembre en EE. UU. y en las reuniones clave de los bancos centrales. Se anticipa que la decisión de política de la Reserva Federal en octubre incluya un recorte de 25 puntos básicos en las tasas, lo que podría influir aún más en los precios de los metales preciosos.