Dubái se está posicionando agresivamente como un centro líder de criptomonedas, desafiando a gigantes asiáticos como Hong Kong y Singapur. Aprovechando su riqueza petrolera soberana y las bases de la financiación islámica, Dubái busca crear una economía digital conforme a la Sharia y capitalizar su entorno inmobiliario libre de impuestos para ser pionero en la tokenización de bienes raíces. Sin embargo, persisten desafíos, incluyendo altos costos operativos y fragmentación regulatoria. Aunque la estrategia de Dubái es ambiciosa, Hong Kong mantiene una ventaja estratégica con su robusta infraestructura financiera y liquidez, respaldada por las reservas de criptomonedas de China. Singapur, a pesar de su claridad regulatoria, carece del poder de liquidez de sus rivales. El camino de Dubái hacia el dominio en criptomonedas depende de convertir sus ventajas en soluciones de liquidez escalables y transfronterizas.