Las tesorerías de activos digitales (DATs) están utilizando cada vez más Bitcoin como una herramienta financiera en lugar de simplemente mantenerlo como una reserva estática. Empresas como Metaplanet de Japón y Blockchain Group de Francia están integrando Bitcoin en sus estrategias de capital para recaudar fondos, asegurar crédito y generar rendimientos. Este cambio marca la entrada de Bitcoin en las finanzas corporativas convencionales, con firmas que lo usan como garantía programable y un activo productivo para préstamos y bonos convertibles. La financiarización de Bitcoin se está acelerando a medida que las DATs adoptan nuevos modelos que desafían las visiones tradicionales sobre la volatilidad. Los inversores están utilizando el valor neto de activos de mercado (mNAV) para evaluar qué tan efectivamente las empresas convierten los activos digitales en capital productivo. La sostenibilidad de estas estrategias depende del múltiplo mNAV, que refleja la confianza en la capacidad de una empresa para generar rendimientos mediante una gestión disciplinada del capital. Esta tendencia también es evidente en las finanzas públicas, con entidades como el fondo soberano de Luxemburgo asignando activos a Bitcoin, lo que señala su transición de una riqueza especulativa a un componente central de la infraestructura financiera.