Las Finanzas Descentralizadas (DeFi) son cada vez más vistas como una amenaza para los sistemas financieros tradicionales, no por el crimen, sino por su capacidad para proporcionar a los usuarios acceso sin permisos a herramientas financieras. Este cambio desafía a las instituciones financieras establecidas que se benefician de mantener sistemas opacos. Los críticos argumentan que el alarmismo de ciertos grupos de presión busca proteger estos intereses tradicionales en lugar de mejorar la seguridad del consumidor.