China está integrando rápidamente la inteligencia artificial en su sector manufacturero, aumentando significativamente la automatización y reduciendo los costos unitarios. En 2024, el país instaló cerca de 295,000 robots industriales, superando ampliamente a Estados Unidos. Se espera que este cambio tecnológico ejerza presiones desinflacionarias sobre el comercio global y los mercados de divisas. La expansión de las líneas de producción impulsadas por IA, las fábricas "sin luces" y los puertos automatizados cuenta con el apoyo de incentivos políticos y una resistencia sindical mínima. Este desarrollo fortalece el papel de China como un centro global de producción y podría influir en la dinámica de las divisas, los precios de las materias primas y los mercados bursátiles, beneficiando especialmente a las empresas de automatización y robótica.