Bitcoin podría llegar a ser tan valioso como el oro para el año 2100, a medida que la demografía global se desplaza hacia una población envejecida. Con la riqueza cada vez más concentrada entre las generaciones mayores, la escasez y la facilidad de acceso de Bitcoin podrían impulsar su adopción a largo plazo. Sin embargo, los desafíos regulatorios y la volatilidad del mercado siguen siendo riesgos significativos para esta posible trayectoria de crecimiento.