Los hackers de sombrero blanco, activos desde 2017, se han centrado en las amenazas de seguridad en blockchain y criptomonedas, incluyendo depósitos falsos en Bitcoin, Monero, Ethereum y otras redes. Su investigación abarca diversas plataformas como L2, Solana y TON, abordando incidentes de phishing y hackeo. Estos hackers enfatizan la necesidad de una estrategia de defensa integral, que a menudo requiere perspectivas desde el punto de vista de los hackers de sombrero negro. El ecosistema se percibe como una jerarquía, con los hackers de sombrero negro en la cima, seguidos por estafadores y equipos de proyectos, mientras que los roles enfocados en el cumplimiento, incluidas las empresas de seguridad, forman la base, contribuyendo a la infraestructura del ecosistema.