Según informes, la administración Trump ha desarrollado planes militares dirigidos a Venezuela, centrados en tomar el control de los campos petroleros del país y potencialmente destituir al presidente Maduro del poder. Funcionarios estadounidenses revelaron que, aunque Trump aún no ha decidido proceder, los asesores principales están abogando por acciones agresivas. Se está buscando orientación legal para justificar operaciones militares, posiblemente eludiendo la aprobación del Congreso al calificar al régimen de Maduro como un grupo terrorista. La administración está considerando desplegar el portaaviones USS Gerald R. Ford y bombarderos cerca de Venezuela como parte de una campaña de presión. También se han autorizado operaciones encubiertas de la CIA, incluyendo guerra de información y sabotaje. Las opciones militares incluyen ataques aéreos, operaciones de fuerzas especiales y control de infraestructuras clave. A pesar del enfoque estratégico en las reservas petroleras de Venezuela, la administración enfrenta desafíos para gestionar los intereses energéticos de EE.UU., con Chevron manteniéndose como un actor importante en la región.