El sector de finanzas descentralizadas (DeFi) enfrenta desafíos de seguridad únicos, como lo destaca un incidente reciente que involucró a GMX. A pesar de ofrecer una recompensa sustancial de 5 millones de dólares por vulnerabilidades, un hacker decidió explotar el sistema primero, para luego negociar la devolución de los fondos a cambio de la recompensa. Este enfoque subraya la falta de marcos legales claros en DeFi, donde prevalece la filosofía de "El Código es la Ley", lo que permite una considerable flexibilidad operativa en comparación con las industrias tradicionales. El incidente plantea interrogantes sobre la efectividad de los programas actuales de recompensas para generar confianza entre los hackers y los equipos de los proyectos. La ausencia de recursos legales directos para explotar vulnerabilidades en contratos inteligentes complica el panorama, lo que a menudo lleva a los hackers a actuar de forma independiente antes de considerar negociaciones. Esta situación enfatiza la necesidad de mecanismos mejorados para asegurar que los investigadores de seguridad sean adecuadamente recompensados y protegidos, sin recurrir a tácticas explotadoras.