Las autoridades fiscales chinas han emitido avisos a inversores en ciudades como Pekín, Shanghái y Hangzhou, exigiendo impuestos adicionales sobre los ingresos de inversiones en el extranjero. Esta medida forma parte de una ofensiva más amplia contra las ganancias offshore entre la clase media, incluyendo rendimientos de inversiones, dividendos y opciones sobre acciones para empleados. La tasa impositiva sobre estos ingresos de inversión podría alcanzar hasta el 20%. Las autoridades están enfocándose especialmente en ciudadanos que invierten en los mercados bursátiles de Estados Unidos y Hong Kong.