China ha emitido una directiva que exige que los centros de datos financiados por el estado utilicen exclusivamente chips de IA producidos nacionalmente, prohibiendo efectivamente marcas extranjeras como Nvidia y AMD. Esta política establece que los proyectos con menos del 30% de avance deben eliminar los chips extranjeros y cancelar los pedidos existentes. Los proyectos más avanzados pueden conservar temporalmente el hardware extranjero, pero deben cambiar a alternativas nacionales durante futuras actualizaciones. Esta medida forma parte de la estrategia de China para fortalecer la autosuficiencia tecnológica nacional y podría impactar significativamente las cadenas de suministro globales, especialmente en la minería de criptomonedas, donde las GPU de alto rendimiento son cruciales.